Hasekura Tsunenaga (1571 - 7 agosto 1622) fue un importante samurái japonés al servicio de Date Masamune, daimyo de Sendai, famoso por haber dirigido numerosas embajadas que lo llevaron a dar la vuelta al mundo.

En 1615, durante una misión con el objetivo de encontrarse en Roma con el Papa Pablo V, el embajador desembarca en el Puerto de Civitavecchia, donde se queda unas dos semanas, durante las cuales estrecha una bonita y profunda amistad con la ciudadanía, razón por la que aún hoy Civitavecchia está hermandada con la ciudad japonesa de Ishinomaki.

Desde esta ciudad portuaria tuvo inicio el extraordinario viaje del samurái que nos disponemos a contaros con las palabras de Roberta Galletta, histórica de Civitavecchia y autora del libro "La Darsena Romana - Il porticciolo di Civitavecchia". (La Dársena Romana - El puerto turístico de Civitavecchia)

EL GRAN VIAJE DE HASEKURA TSUNEGAGA

Hasekura Rokuemon Tsunenaga, el 18 de octubre de 1615 desembarca en Civitavecchia, en la época del Puerto del Estado Pontifício, tras un largo viaje iniciado el 28 de octubre de 1613 desde el puerto de Ishinomaki. Dos larguísimoa años de navegación durante los cuales el samurái cruzó dos Océanos, el Pacífico y el Atlántico, con el obejtivo de reunirse en Roma con el Papa Pablo V.

El samurái, nacido en Japón en 1571, antes de emprender esta larga e importante acción diplomática en Europa (1615-1620), que empezó precisamente con su desebarque en Civitavecchia, había dirigido ya una embajada en México.

Acompañado por el Padre español Sotelo y por otros 15 delegados, Tsunenaga fue acogido calurosamente por las autoridades y por los ciudadanos de Civitavecchia, antes de volver a partr, tras dos semanas de estancia en la ciudad, para ir a Roma.

Este viaje representa la única respuesta diplomática y política, durante los años de las grandes navegaciones, de Asia Oriental a Occidente.

El 3 de noviembre, la delegación nipona fue finalmente recibida por el Papa en el Vaticano para entregar el mensaje de Date Masamune, quien pedía a Pablo V, en una preciosa carta decorada en oro entregada al pontífice personalmente por Hasekura, que abriera un tratado comercial entre Japón y México y que enviara misionarios cristianos a su reino.

El Papa aceptó enviar los misionarios, pero dejó la decisión del tratado comercial al rey de España, ya que la cuestión económica era demasiado espinosa en aquellos años de gran expansión comercial.

La prueba de la colaboración está registrada en una carta que Pablo V escribió al Date Masamune, de la cual se conserva una copia en el Vaticano.

Un retrato de 1615 de Hasekura Tsunegaga en Roma

Un retrato de 1615 de Hasekura Tsunegaga en Roma

Los japoneses, primeros orientales en entrar oficialmente en la citudad símbolo de la cristianidad, se quedaron en Roma hasta el 4 de enero de 1616, cuando partieron para volver a Japón, llevándose a su tierra también una parte de Civitavecchia y de su puerto.

La importancia de este episodio se puso en relevancia con el hermanamiento de Civitavecchia con la ciudad de Ishinomaki en 1971, en honor a antigua amistad que une a las dos ciudades portuarias, tan lejanas y tan cercanas.

Una estatua dedicada al samurái Hasekura Tsunenaga se encuentra en Viale Guglielmo Marconi cerca de Puerta de Livorno, paso monumental que conecta la ciudad con el puerto.

La estatua dedicada al samurái Hasekura Tsunenaga se encuentra en Viale Guglielmo Marconi cerca de Puerta de Livorno

La estatua dedicada al samurái Hasekura Tsunenaga se encuentra en Viale Guglielmo Marconi cerca de Puerta de Livorno

EL MARTIRIO DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS JAPONESES

El viaje fue también una ocasión para restablecer la relación entre dos mundos diferentes y lejanos que había nacido tan difícilmente en 1549 y que había culminado en la tragedia de los 26 mártires japoneses asesinados en 1597.

Para entenderlo tenemos que dar un paso atrás hasta el 1549, año en que lospadres jesuitas, guiados por San Francisco Saverio, partieron de Italia hacia Japón para convertir al cristianismo a la población nipona. La misión consiguió hacer tantos prosélitos que los locales se molestaron (unos300.000 fieles ya en el 1587 con centro principal en Nagasaki).

El shogun de la corona japonesa emanó entonces un decreto de expulsión contra los jesuitas, quienes representaban el único orden religioso cristiano en Japón.

Cuando en el 1593 llegaron a Japón también los frailes franciscanos, llevando a cabo una evangelización pública sin prudencia, la historia se complicó, provocando la reacción del shogun, que está vez fue incluso más dura. Su orden dada el 9 de diciembre de 1596 de arrestar a los franciscanos, jesuitas y neófitos cristianos japoneses degeneró así en el martirio de 26 cristianos, con su crucifixión el 5 de febrero de 1597.

Para recordar la tragedia de los mártires cristianos y el fuerte vínculo que Civitavecchia tiene con Japón, la ciudad dedicó una iglesia a los Santos Mártires Japoneses, ubicada entre Viale della Vittoria y Via Italo Stegher.

La Iglesia de los Santos Mártires Japoneses en Civitavecchia

La Iglesia de los Santos Mártires Japoneses en Civitavecchia

El interior del edificio, consagrado en 1862, se reconstruyó después de las devastaciones de los bombardeos de 1943-44, se realizaron frescos con las imágenes que recuerdan la historia de los mártires japoneses entre el 1951 y el 1954, por el célebre pintor nipón Luca Hasegawa.

La Virgen con el Kimono - Particular de la Iglesia de los Santos Mártires Japoneses en Civitavecchia

La Virgen con el Kimono - Particular de la Iglesia de los Santos Mártires Japoneses en Civitavecchia

En el centro de la vuelta del ábside, entre San Francisco Saverio y San Francisco de Asís, está representada la Virgen con el Kimono, mientras que e los lados del ábside Hasegawa quiso rendir homenaje a Santa Fermina, patrona de Civitavecchia, poniéndola enfrente del samurái Hasekura Tsunenaga, primer embajador japonés en Europa, simbolizando el fuerte vínculo entre Oriente y Occidente y entre las dos ciudades de Ishinomaki y Civitavecchia.

CURIOSIDADES

Pocos saben que en una de las salas del Quirinalconcretamente en el interior del Salón de los Coraceros, se encuentra un fresco que cubre la luneta del techo, una maravillosa pintura que retrata precisamente nuestro Hasekura Tsunenaga, en compañía de otros miembros de la delegación nipona y del Padre Sotelo.

La maravillosa pintura, comisionada por el Papa Pablo V en persona para commemorar la visita del samurái embajador, fue realizada por el pintor barroco romano Giovanni Lanfranco, discípulo de Caracci.

Particular de la pintura que retrata la delegación de Hasekura Tsunenaga - Quirinal, Salón de los Coraceros

Particular de la pintura que retrata la delegación de Hasekura Tsunenaga - Quirinal, Salón de los Coraceros

de Roberta Galletta

*extraído de "La Darsena Romana-Il Porticciolo di Civitavecchia" de Roberta Galletta.

Civitavecchia, 14 de Febrero de 2014.

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