El Jardín del Tarot: obra maestra de Niki de Saint Phalle

En la frontera entre el Lacio y la Toscana, en el corazón de la Tuscia a sólo 45 minutos en coche del Puerto de Civitavecchia y a 1 hora de Viterbo se encuentra uno de los parques más increíbles nunca construídos: estamos hablando del fantástico Jardín del Tarot, ideado por la artista franco-estadounidense Niki de Saint Phalle.

El Jardín, abierto al público en 1998, se encuentra sobre la vertiente sur de la colina de Gravicchio, en Capalbio y ocupa una superfície de unas 2 hectáreas en cuyo interior se encuentran increibles esculturas de hasta 15 metros de altura que representan los 22 arcanos del Tarot, construidas en acero y cemento y recubiertas de espejos, vidrios y cerámicas de colores.

La maravilla y la sorpresa que se experimentan visitando estos gigantes de colores es simplemente única, igual que la atmósfera que se respira en el parque. ¡Seguidnos y os llevaremos a descubrir este mundo encantado y su historia!

TOUR DESDE EL PUERTO DE CIVITAVECCHIA AL JARDÍN DEL TAROT Y CAPALBIO

Todo empezó hacia finales de los años setenta, después de que Niki de Saint Phalle visitara el célebre Parque Guell en Barcelona de Antoni Gaudí y nuestro Parque de los Monstruos de Bomarzo. La artista encontró tanta inspiración en estas obras que inició a dedicarse en cuerpo y alma a realizar su jardín, donde poder expresar sus visiones y toda su explosiva creatividad.

Durante más de 17 años se dedicó, ayudada por varios operarios especielizados y por un equipo de famosos artistas contemporáneos, a la realización de 22 estatuas gigantescas, que representan cada una uno de los Arcanos Mayores del Tarot, recubiertas de mosaicos de espejos, vidrio y cerámica.

Con este jardín fantástico la escultora coronó el sueño de su infancia. Durante el recorrido de la visita uno se ve literalmente transportado a un mundo surreal enriqeucido por citas, mensajes y pensamientos que acompañan a lo largo del recorrido.

El pabellón de entrada realizado por Mario Botta está formado por una larla muralla de toba con una apertura circular en el centro, que parece querer subrallar el paso del mundo real al mundo onírico y enigmático del Jardín. Los sinuosos bancos de Pierre Marie Le Jeune ofrecen un encantador descanso para contemplar la explosión de color y fantasía de los mosaicos y de las cerámicas.

Una vez superada la entrada, se llega a una gran plaza central ocupada por un estanque y dominada por las figuras unidas de la Papisa y del Mago, los primeros Arcanos Mayores del Tarot que se encuentran. La escultura de la Papisa, con la gran boca abierta es un claro homenaje al Orco del Parque de los Monstruos de Bomarzo.

En el centro del estanque circulare en el que se recogen las aguas que brotan de la boca de la Paisa, se encuentra la Rueda de la Fortuna, escultura mecánica semoviente realizada por Jean Tinguely, marido de Niki de Saint Phalle.

Y luego es imposible no quedar fascinados por el Árbol de la Vida, con cabezas de serpiente en lugar de ramas y el tronco recubierto con inscripciones de la artista, o por el Papa, realizado con técnica filiforme; por los colores intensos del Sol, simbolizado por un gran pájaro de fuego variopinto, por las esculturas más pequeñas, como la Muerte, la Templanza y los Enamorados, realizados en París con la colaboración de Mario Zitelli y luego producidas en poliéster por Robert, Gerard y Olivier Haligon.

El Jardín del Tarot es una continua sorpresa, un espléndido connubio entre arte, naturaleza y espiritualidad.

Entre las esculturas más representativas del complejo, un capítulo a parte lo merece sin duda la Emperatriz, gigantesca estatua en el interior de la cual Niki de Saint Phalle llegó a vivir largos periodos  durante las obras. Sí, ¡así es!  Esta gigantesca esculturaalberga en su interior, además de una habitación y un salón, también una cocina, ¡y sus paredes están completamente recubiertas con fragmentos de espejos venecianos!

Enorme y opulenta, con el corpo exageradamente formoso recubierto por una fantasmagoría de cerámicas, esta estatua encarna quizás mejor que ninguna otra escultura el estilo adoptato por la artista.

El resto os toca a vosotros descubrirlo en persona... ¿aún estáis dudando? Visitar el Jardín del Tarot es una experiencia maravillosa que os regalará realizar un breve pero intenso viaje de evasión de la realidad.

Un must absoluto para los que aman las obras de Gaudí en Barcelona, para los que buscan una idea original para pasar un fin de semana, pero sobre todo, ¡para los que aún creen en los sueños y no pueden dejar de hacerlo!

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