El Área Sagrada de Largo di Torre Argentina

Largo di Torre Argentina, importante intersección para todos los turistas que visitan Roma, se encuentra en el antiguo barrio de Campo Marzio cerca del Panteón, de Piazza Navona y de Campo de' Fiori.

De hecho, por la plaza pasan numerosas líneas urbanas de bus y tramvía que la conectan con algunos de los principales nudos y puntos de interés de la Capital: Estación de Roma Trastevere (tramvía 8), Estación de Roma Termini (bus 70), Estación de Roma San Pietro (bus 64), Coliseo (bus 87), Fuente de Trevi (bus 63), Basílica de San Pedro (bus 64 e 46) y otros.

Pero ¡Largo di Torre Argentina es mucho más que un simple lugar de paso! Sólo hay que pensar que fue precisamente aquí donde el 15 de marzo del 44 a.C. ¡el emperador Julio César fue apuñalado a muerte!

¿Tenéis curiosidad? Seguid leyendo para descubrir más sobre este lugar. 

LARGO DI TORRE ARGENTINA: ORIGEN DEL NOMBRE

El nombre de la plaa no tiene nada que ver con el país sudamericano, sino que se refiere, en cambio, a Torre Argentina, llamada así por Johannes Burckardt, alto prelado nacido en Estrasburgo (Argentoratum en latín) que desde 1483 fue maestro de ceremonias de cinco Pontífices: Sixto IV, Inocencio VIII, Alejandro VI Borgia, Pío III y Julio II.

Burckardt compró un terreno al lado de los restos del Teatro de Pompeo (Via del Sudario 44) e hizo construir su palacio englobando así la torre. El edificio, italianizado como Casa del Burcardo, tras el 1730 se reutilió parcialmente para construir el Teatro Argentina mientras que la torre que dio nombre a la plaza fue destruida casi por completo en el siglo XIX.

¡Atención! No hay que confundir Torre Argentina con la torre que se puede ver hoy cerca de los restos. Esa es, de hecho, la Torre del Papito, cuyo origen es incierto: algunos dicen que deriva del antipapa Anacleto II Pierleoni (1132-1138), apodado "Papetto" por su baja estatura, otros creen que deriva del término Papito por la famillia Papareschi que la construyó en el siglo XIV.

Hoy la Casa del Burcardo alberga el Museo teatral SIAE, que contiene máscaras del teatro griego, latín e italiano, marionetas de los siglos XVIII y XIX, publicaciones, manifiestos, fotografías y ropa de actores famosos.

LOS RESTOS DEL ÁREA SAGRADA DE LARGO ARGENTINA

El Área Sagrada en Largo di Torre Argentina en Roma es una excavación cuadrada al aire libre que data de la edad republicana, entre el siglo III a.C. y IV d.C. Observando estos restos se pueden admirar las ruinas de cuatro templos:

1. Templo A, erigido en honor de Iuno Curritis, es decir, Juturna una Nimfa de las Fuentes alrededor de mediados del siglo III aC. y reconstruido en el I.

2. Templo B, en honor de Aedes Fortunae Huiusce Diei, es decir el Templo de la Fortuna del Día Presente, erigiso a finales del siglo II a.C.

3. Templo C, dedicado a Feronia, antigua Diosa itálica de la fertilidad y Protectora de los bosques, de las siegas y del trigo, edificado entre finales del siglo IV y principios del siglo III a.C.

4. Templo D, santuario erigido a principios del siglo 2 a.C. en honor de Larum Permarinum, es decir, los Lares, los Espíritus Protectores del mar.

Dentro del complejo arqueológico, detrás de los Templos B y C, se puede ver un gran basamento de toba que formaba parte de la Cúria de Pompeyo, es decir, del Senato de Roma, donde durante la célebre reunión de los Idus de marzo, el 15 de marzo del 44 a.C. fue apuñalado a muerte el emperador Julio César.

LOS GATOS DE TORRE ARGENTINA

Mientras exploráis el Área Sagrada no podréis evitar notar la simpática presencia de algunos amigos de cuatro patas acurrucados auí y allá entre las ruinas.

Los restos de Torre Argentina, de hecho, son muy conocidos gracias a los esfuerzos de una asociación que se encarga de alimentarlos y cuidarlos.

No hay de qué sorprenderse puesto que el amor de los Romanos por los gatos tiene orígenes ¡muy antiguos! El gato, además de ser un compañero de vida, también se consideraba un animal sagrado.

El culto del gato llegó a Roma del antiguo Egipto, pasando por Grecia. De hecho, los egipcios, veneraban a Bastet, diosa de parecido felino, mientras que los Griegos la identificaban con su diosa Artemis, también ella protectora de las parturientas y de los niños, y Señora de los Animales.

La introducción en el Imperio Romano del culto de Bastet, más tarde identificada con la diosa Isis, reforzó en los romanos el culto del gato.

En Via della Gatta, aún hoy se puede admirar en una cornisa del Palazzo Grazioli, la pequeña estatua de mármol de la gata que en pasado se encontraba en el interior del Templo de Serapis. Hoy, en su lugar se encuentra la Iglesia de Santo Stefano del Cacco, en el barrio de Pigna

CURIOSIDADES: En el siglo XX los gatos de Roma eran alimentados a cargo del Ayuntamiento con raciones de tripa, pero tras la falta de recursos, tuvieron que realizar recortes en los presupuestos, de ahí el dicho "Non c’è trippa per gatti" (literalmente "No hay tripa para gatos", significa 

¡Miau!